SALA DE HISTORIA REGIONAL:

Testimonio de una larga y cruenta lucha que concluye con la denominada "Conquista del Desierto" y la consecuente desarticulación de las sociedades indígenas.
Los intereses ganaderos, comerciales y políticos de la época (1883-1884) fueron diezmando las poblaciones originarias y afectando sus modos de vida en forma intencionada, a los efectos de buscar su desaparición o cuanto menos, desplazarlos.
Luego de la conquista militar, la ocupación blanca del territorio comprende diversas y sucesivas etapas que dieron forma al desarrollo de la Patagonia Argentina.
Exploración, colonización, asentamientos, explotaciones ganaderas e industriales, actividades comerciales y urbanizaciones, son presentados al visitante a través de documentos, cartografía y elementos diversos que testimonian un proceso largo y complejo.

VIAJEROS Y EXPLORADORES:

Descargar Textos en PDF:
1- Ingeniero Emilio Frey-Breve cronologia.
2- Viajeros y Exploradores.
3- Dr. Francisco Pascasio Moreno-Breve cronologia.

VIAJEROS Y EXPLORADORES:

Los relatos de los primeros exploradores y viajeros son el testimonio más antiguo disponible sobre las culturas y la naturaleza de la región y aunque no estén desprovistos de prejuicios, representan una valiosa fuente de conocimiento.
Las primeras expediciones que llegaron a las costas patagónicas en los siglos XVI y XVII, buscaban un paso que conectara ambos océanos.
Piratas ingleses, como Francis Drake que combatió a los "patagones" en 1577, frecuentaban los mares australes mientras el interior era territorio desconocido.
Desde Chile algunos expedicionarios y misioneros se aventuraron poco mas tarde al Neuquén y a la región del Nahuel Huapi, pero recién con la fundación de Carmen de Patagones en el siglo XVIII comenzaron las exploraciones hacia el interior.
Inglaterra evidenciaba su interés por la región enviando expediciones como la que trajo a bordo al naturalista Charles Darwin.
Las primeras descripciones sobre los pobladores también fueron obra de viajeros europeos: bigny, Claraz, Musters.
Durante el siglo XIX "la guerra contra el indio" fomentó la necesidad de información sobre el "Desierto" y sirvió de estímulo a los científicos que acompañaron las campañas militares describiendo los paisajes, el clima y clasificando la flora y la fauna regional en minuciosos inventarios.

En 1873 Francisco Moreno inició sus viajes de estudio a la Patagonia apoyado por la Sociedad Científica Argentina y el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
Llegó por primera vez al Lago Nahuel Huapi a principios de 1876 y un año después, acompañado por Carlos Moyano, reconoció el curso del río Santa Cruz hasta su nacimiento en el Lago Argentino, descubierto por Feilberg en 1873.
Durante los años 1878-1879 emprende una nueva expedición a las tierras patagónicas.

Aunque los recursos asignados a la comisión exploradora fueron muy reducidos, ésta logró llevar a cabo su misión y Moreno llegó por segunda vez al Lago Nahuel Huapi: "Eramos los primeros blancos, que desde el atlántico, llegaran hasta las altas cordilleras para revelar sus riquezas e indicar, con la brújula, el camino que mas tarde seguirían las armas argentinas", afirmaba el mismo Perito en una carta enviada al Gral. Bartolomé Mitre en 1883.
En 1881 una expedición al mando del teniente coronel de la Armada D. Luis Piedrabuena partió a bordo de la corbeta "Cabo de Hornos" a reconocer las costas de la Patagonia continental y Tierra del Fuego.
El comandante Piedrabuena, nacido en Carmen de Patagones en 1833, desde muy joven recorrió las costas y mares de la Patagonia, Islas Malvinas, Tierra del Fuego y Cabo de Hornos a bordo de un barco ballenero. Al mando de la corbeta "Cabo de Hornos" exploró en 1881 la isla de los Estados, y los canales fueguinos, donde efectuó estudios hidrográficos, zoológicos y botánicos.

A fines de 1880 comenzó a prepararse la expedición naval que acompañaría la ofensiva terrestre encabezada por el general Villegas.
El teniente Eduardo O'Connor recibió la orden de trasladarse en comisión al río Negro para hacerse cargo del vaporcito Río Neuquén que iba a ser empleado para intentar llegar por vía fluvial al Lago Nahuel Huapi, levantar una carta de los ríos Negro y Limay, estudiar sus respectivos regímenes y observar las condiciones de navegabilidad de aquellas vías fluviales.

La expedición estaba integrada por el teniente coronel de Marina Erasmo Obligado, Eduardo O'Connor como comandante del buque y encargado de las observaciones astronómicas, el subteniente Santiago Albarracín, encargado de la confección del diario y de las observaciones generales, y el piloto Edmundo Moisés a cargo de dibujar los croquis de los ríos.
El teniente primero de infantería Jorge J. Rhode al finalizar la expedición elevo un informe detallando el resultado de sus estudios sobre los pasos estratégicos de la frontera sur argentino-chilena.

DESCARGAR TEXTOS EN PDF LA GUERRA DEL DESIERTO:

» La Ciudad de los Césares.
» La Guerra del Desierto.

SAN CARLOS DE BARILOCHE 1885 - 1950:

» Historia de Bariloche.

EL PARQUE NACIONAL NAHUEL HUAPI - TEXTOS EN PDF PARA DESCARGAR.

» PN Nahuel Huapi - Zona Lacustre.
» PN Nahuel Huapi - Zona Norte.
» PN Nahuel Huapi - Zona Sur.

EL PARQUE NACIONAL NAHUEL HUAPI:

El Parque Nacional Nahuel Huapi está ubicado en el noroeste de la región patagónica, entre los 40º 8' y 41º 35' de latitud sur y los 71º 2' y 71º 57' de longitud oeste.
En sus 710.000 hectáreas protege y conserva una muestra representativa de los ambientes naturales de la región andina del norte de la Patagonia: zona altoandina, bosque subantártico, estepa patagónica.
La zona altoandina se extiende por encima del límite superior del bosque y comprende las cimas de los cerros, los pedreros y praderas de alta montaña. El bosque subantártico es el bosque más austral del mundo.

Lo caracterizan bosques templado-fríos, alternando con inmensos lagos, ríos tumultuosos y montañas imponentes.
La estepa patagónica se extiende al sudeste de la cordillera de los Andes, cubriendo la precordillera del sur de Mendoza, gran parte de Neuquén, Río Negro y Chubut y casi toda Santa Cruz.
Alejada de las zonas húmedas, este es un paisaje de valles salpicados por mesetas y terrazas, planas o suavemente onduladas.
Entre el bosque y la estepa, una zona de transición donde los pastizales son interrumpidos por manchones de bosques de ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilensis).
El Parque Nacional Nahuel Huapi ofrece un variado espectro de posibilidades para conocer lugares únicos y realizar excursiones, paseos y actividades recreativas durante todo el año.

El Parque, tiene numerosos senderos que permiten realizar caminatas, recorridas en bicicletas y/o a caballo, zonas de especial encanto con refugios y lugares para acampar y practicar montañismo. Además es posible practicar deportes náuticos: Kayakismo, canotaje, velerismo, windsurf y rafting.

BIENVENIDOS AL PARQUE NACIONAL NAHUEL HUAPI:

Su experiencia en la naturaleza puede ser inolvidable si la realiza con el compromiso de protegerla y preservarla.
¿Cómo podemos Colaborar?
Consultando al Guardaparque (en la intendencia, oficina de informes) sobre las posibles actividades y la manera de realizarlas en el área protegida.
Respetando las señales y normas vigentes.
Registrando su entrada y solicitando al Guardaparque el permiso de acampe y tránsito.
Respetando la flora y fauna.
Circulando sólo por los senderos señalados.
Haciendo fuego sólo en lugares permitidos.
Priorizando el uso del calentador.
Apagando el fuego con abundante agua. Si fuma, apagando el cigarrillo.
Asegurando la calidad del agua, usando sólo recipientes para lavado de ropa y vajilla y arrojando su contenido lejos de los cursos de agua.
Retirando su basura y depositándola en los lugares habilitados.
Recordando que los recursos arqueológicos, paleontológicos y pinturas rupestres están protegidos por Ley Nacional.
Pescando con el permiso correspondiente.
Si escucha música, evitando molestar a otros visitantes y/o a la fauna silvestre.
Evitando llevar mascotas.


PARQUE NACIONAL NAHUEL HUAPI - ZONA LACUSTRE:

Lago Nahuel Huapi:
De las 710.000 hectáreas que comprende el Parque Nacional, 55.700 están cubiertas por las aguas del Nahuel Huapi, el más grande de una serie de lagos conectados entre sí que, a través del río Limay, vierten sus aguas al océano Atlántico.
Este paisaje montañoso fue modelado en el transcurso de millones de años por diversos procesos geológicos.
Hasta hace 10.000 años atrás estuvo cubierto por ríos de hielo o glaciares que ensancharon y profundizaron los fondos de los valles preexistentes.
Al aumentar la temperatura por un cambio de clima y derretirse los hielos, algunos de esos valles formaron las cubetas de los actuales lagos, como la del Nahuel Huapi, típico lago glaciario de brazos profundos y recortados.
Exploradores y primeros habitantes:
La primera referencia escrita acerca del lago, en el año 1620, nos relata la llegada al Nahuel Huapi del capitán Juan Fernández en busca de indígenas para esclavizar y de una legendaria ciudad de españoles perdidos, plena en riquezas, la Ciudad de los Césares.
Le seguirán, en pos de la evangelización, los misioneros jesuitas, que al llegar encuentran sociedades nativas que convergen en el lago para efectuar intercambios comerciales durante la primavera y el verano:
los Puelche, navegantes del lago Nahuel Huapi, y los Poya, cazadores de la estepa (luego conocidos como Tehuelche septentrionales).
Un lago, tres bosques diferentes:
Para navegar las aguas del Nahuel Huapi es posible elegir entre dos excursiones alternativas: Parque Nacional Los Arrayanes-Isla Victoria o Puerto Blest-Cascada Los Cántaros Parque Nacional Los Arrayanes:
Navegando desde Puerto San Carlos o Puerto Pañuelo, se arriba a Puerto Quetrihue, en el extremo sur de la península del mismo nombre.
Un bosque color canela:
Este lugar hospeda un bosque denso y casi puro de arrayán, un árbol inconfundible por su corteza color canela y completamente lisa, la que al desprenderse, deja manchas claras y rojizas sobre troncos y ramas sumamente retorcidos.
Hacia finales del verano, se cubre de pequeñas y hermosas flores blancas que, en el otoño, darán lugar a frutos de color negro brillante.
El ambiente ideal para el desarrollo del arrayán son las orillas de lagos y ríos, donde puede alcanzar un porte de 15 metros de altura.
Es este el caso del arrayanal de Quetrihue, donde unos pocos individuos llegan a tener entre 500 y 650 años de edad.
Para proteger esta comunidad tan particular, en el año 1974 se creó el Parque Nacional Los Arrayanes (1753 hectáreas).
En lengua Mapuche llaman quetri al arrayán, de donde proviene el nombre Quetrihue, " lugar donde hay arrayán", que algunos autores traducen como "lugar donde hay patos", por los quetros o patos vapor.
Isla Victoria :
De regreso de la península de Quetrihue, se arriba a Puerto Anchorena, uno de los puertos naturales y lugar de desembarco en isla Victoria.
Una isla alargada cubierta de bosques, con lagunas y pastizales, que emerge en el centro del lago Nahuel Huapi.
El ambiente de la isla propicia el desarrollo de bosques puros o mixtos de coihue , ciprés y ñire, que en su follaje ocultan al pudú o ciervo enano.
Utilizando las costas de la isla como refugio, vive un mamífero buceador: el huillín o lobito de río.
Un lugar con historia:
Hasta lo que sabemos hoy, este lugar ya estaba habitado en el primer siglo de nuestra era, como lo demuestra el hallazgo de los restos de un enterratorio en una de las cuevas de la isla.
A través de pinturas en las que se combinan diseños geométricos complejos y figuras humanas o de animales, los aborígenes dejaron plasmadas, en paredones y cuevas, expresiones de su mundo sagrado (entre los siglos X y finales del XVII).
Cuando a principio de siglo se instala en la isla don Aarón Anchorena, con la intención de aumentar las posibilidades de caza del área, libera fauna de origen europeo y asiático. Ciervos colorado, dama y axis, junto a jabalíes y varias especies de faisanes, se convierten en habitantes comunes del lugar.
En el año 1925, en la zona central de la isla se crea un vivero nacional para el cultivo de árboles frutales y forestales, que funcionó hasta la década del '60. De esa época han quedado densos bosques de variedades exóticas de pinos, tuyas, eucaliptos, robles y las gigantes sequoias.
Puerto Blest:
Desde Puerto San Carlos o Puerto Pañuelo, se navega el lago por el angosto y extenso brazo Blest.
Tan sólo a 3km. de la frontera con Chile, se arriba a Puerto Blest, pequeño embarcadero en una bahía de arena volcánica enmarcada por los imponentes cerros "Esperanza" y "Tres Hermanas".
Una selva fría en el corazón de la cordillera:
En uno de los lugares más lluvioso del país (3000 milímetros de precipitación anual) es la selva siempre verde la formación vegetal predominante.
Arboles de gran porte como el coihue y el alerce alternan con un piso arbóreo y arbustivo más bajo, enlazados por lianas y enredaderas. Sobre un suelo empapado, hierbas, musgos y hongos forman un bosque en miniatura.
El pudú o ciervo enano, junto al carpintero patagónico y al monito de monte, son algunos de los habitantes típicos de la selva.
Historia y expedicionarios:
Puerto Blest ha sido la puerta de entrada a Nahuel Huapi, desde Chile.
A partir del año 1620, fue paso obligatorio de militares en busca de indígenas esclavos, de misioneros, viajeros y colonos.
El área de Puerto Blest ocupa un lugar de privilegio en la historia de los Parques Nacionales Argentinos, ya que fueron sus tierras el núcleo de la donación realizada por el Dr. Francisco P. Moreno al Gobierno Nacional (1903), con el fin de "preservar sus bellezas naturales para las generaciones futuras", y que en 1922 se constituyeran en el primer Parque Nacional de Argentina.

PARQUE NACIONAL HUAPI ZONA NORTE:

Un mosaico de ambientes:
En la región del Parque Nacional Nahuel Huapi, la vida del bosque andino se funde con la estepa y el resultado es una transición entre los ambientes húmedos y verdes y la dorada ondulación de los pastizales.
La necesidad de proteger la variada vida silvestre de este lugar junto al testimonio que guarda de sus habitantes originarios, lo convirtió, en el año 1934, en el primer área natural protegida del país.

Acontecimientos tumultuosos:
Un inmenso plano cubierto de salinas y lagos salados donde deambulaban grandes dinosaurios, sólo interrumpido por dispersos gigantes: el árbol del pehuén o araucaria.
Ese era el aspecto de esta región hace millones de años.
A medida que se levantaba la cordillera de los Andes, volcanes gigantes cubrían de lava extensas superficies.
Mucho tiempo después, los glaciares -esas inmensas masas de hielo de hasta 1.500 metros de espesor- descendieron de las altas cumbres y en su movimiento de topadora, excavaron y profundizaron todo a su paso. La llegada de épocas más cálidas provocó el derretimiento de estos glaciares, dejando al descubierto amplios valles e inmensos lagos. Acompañando la perseverante acción del tiempo, las lluvias y el viento fueron desgastando las rocas y labrando el paisaje.
La zona norte del Parque Nacional ofrece al visitante un gran abanico de atractivos. Ríos y arroyos corren entre las curiosas formas del Valle Encantado. Al este, la inmensidad de la estepa y hacia el oeste, la humedad del Pacífico permiten el desarrollo de tupidos bosques que enmarcan a los Siete Lagos encadenados.
El Limay, un río caudaloso:
Desde la parte oriental del lago Nahuel Huapi, nace el río Limay, en cuyos primeros 50 kilómetros de recorrido, es posible conocer su aspecto natural.
En un paisaje de colinas, a 32 kilómetros de Bariloche, este río da una vuelta y sorprende, enmarcado en un anfiteatro natural.
Esta cuenca semicircular y de escarpadas laderas, fue excavada por acción de los glaciares y a lo largo del tiempo continuó siendo desgastada por la acción del río sobre sus costas.
En la zona del río Limay es posible apreciar la vastedad de la estepa, ese ambiente donde el viento que sopla del oeste barre a la Patagonia con fuerza y tenacidad, evaporando la humedad y creando un clima de extrema aridez.
En un entorno de tonos amarillentos y ocres-verdosos se combinan los coirones, esas matas doradas de pastos duros, con arbustos redondeados como el neneo, que viven adosados al suelo para protegerse del viento y la sequía.
Sólo árboles como el sauce y el maitén, crecen en aquellos suelos húmedos a orillas de los ríos o en los cañadones más resguardados del viento.
En este ambiente viven animales como el tuco-tuco, roedores de gran tamaño que habitan madrigueras subterráneas y emiten un curioso sonido de golpeteo al comunicarse entre vecinos.
Todavía es posible observar al macho dominante de una tropilla de guanacos, ubicarse en una loma como vigía, desde donde divisa los peligros mientras los otros miembros de la tropilla pastan y ramonean.
Valle Encantado:
Confluencia, a 67 kilómetros de Bariloche, es el paraje donde se encuentran dos de los ríos más caudalososos que surcan esta región: el Limay y el Traful.
Sin embargo ya no es posible apreciar el choque entre estos dos colosos, debido a que el área fue inundada por las aguas del embalse de la represa de Alicurá.
Hoy el aspecto de este lugar es el de un gran lago.
En esta zona, las serranías están coronadas por curiosas formaciones de origen volcánico, que asemejan castillos y catedrales góticas.
La gran variabilidad en la dureza de sus rocas, provocó que la lluvia y el viento las fueran desgastando de manera despareja, tallando las llamativas figuras que dan el nombre a la zona.
Algunas formaciones fueron bautizadas y hoy son popularmente conocidas, como "El dedo de Dios" y "El centinela del valle".
Bosques y matorrales abiertos ocupan estos ambientes de transición, donde el ciprés de la cordillera domina el paisaje.
Sobrevolando majestuoso, el cóndor encuentra aquí lugares adecuados de nidificación y dormideros, así como abundante alimento en los animales muertos de la cercana estepa.
Cazadores y exploradores:
Los hallazgos en algunas cuevas cercanas al lago Traful, testimonian la presencia de grupos de indígenas que poblaron esta región desde hace aproximadamente 10.000 años atrás.
Sus paraderos se establecían según una necesidad básica:
la presencia de cursos o reservorios de agua dulce a los que recurrían para establecerse.
Buhos y lechuzas alternaron con el hombre el uso de estas cuevas, donde se han encontrado piedras talladas por el río, instrumentos hechos de piedra y hueso, restos de fogones y huesos de los animales cazados: principalmente guanaco, que usaban como alimento y abrigo.
También se hallaron restos de felinos, piche, liebre patagónica, ñandú, avutarda y mejillones de agua dulce.
Hacia el bosque húmedo:
Al oeste, la dorada ondulación de la estepa deja lugar a los bosques siempre verdes: el coihue es el gigante que domina el paisaje, acompañado por un espeso cañaveral de caña colihue, donde suena el típico repiqueteo sobre los troncos del pájaro carpintero.
Oculto en la espesura del bosque, deambula el pudu, el ciervo más pequeño del mundo y en los huecos de los árboles, pasa el invierno el monito de monte.
La humedad del ambiente en esta zona noroeste del Parque, vuelve a presentarnos un paisaje de montañas salpicado de lagos y ríos, donde patos, bandurrias y cauquenes, son sólo algunos de los representantes de la variada avifauna del lugar.
Este es el ambiente del Corredor de los Siete Lagos, el circuito turístico que encadena una serie de lagos, accesibles a través de la ruta 234.
El camino permite llegar a los lagos Espejo, Espejo Chico, Correntoso, Villarino, Falkner, Hermoso; y al conectarse con la red de circuitos del Parque Nacional Lanín, se continúa por los lagos Escondido, Machónico y Lá.

PARQUE NACIONAL NAHUEL HUAPI - ZONA SUR:

Un mosaico de ambientes:
En la región del Parque Nacional Nahuel Huapi, la vida del bosque andino se funde con la estepa y el resultado es una transición entre los ambientes húmedos y verdes y la dorada ondulación de los pastizales.
La necesidad de proteger la variada vida silvestre de este lugar junto al testimonio que guarda de sus habitantes originarios, lo convirtió, en el año 1934, en la primer área natural protegida del país.

La vida silvestre:
Desde los roquedales altoandinos hasta la estepa, el cielo patagónico es surcado por jotes y águilas moras que sobrevuelan en busca de sus presas.
Durante la primavera y el verano las flores del amancay, la mutisia y el chilco colorean el verde bosque de coihues, lengas y ñires. Huemules, pumas y monitos de monte son parte de la silenciosa fauna que convive en estos ambientes protegidos.
Entre dispersas matas y arbustos redondeados, algunos habitantes de la estepa corren veloces, como el guanaco y otros, como el piche, la atraviesan lentamente.
Los lagos y lagunas donde se reflejan estos paisajes, son también el lugar de reunión de una colorida avifauna que se renueva con el cambio de las estaciones.
Los glaciares... hielos milenarios:
Hace miles de años atrás, gran parte del territorio del Parque Nacional Nahuel Huapi estuvo cubierto por glaciares.
Cambios en el clima propiciaron el derretimiento lento de esa gran masa de hielo, que en su movimiento de «topadora», cavó y empujó todo a su paso.
Se formaron valles amplios y ríos caudalosos, rodeados por laderas abruptas y rocosas que poco a poco fueron cubiertos por manchones de bosque.
Hoy, esos glaciares sólo ocupan la cumbre del cerro Tronador, donde las nevadas invernales se compactan creando una masa dura, cristalina y azulada. Desde la cumbre se deslizan diez glaciares que lentamente modelan el paisaje, podremos observar esta tarea visitando el Ventisquero Negro.
El cerro Tronador, llamado Anon por los indígenas, mide 3.478 metros y es la cumbre más alta del Parque Nacional Nahuel Huapi.
Su nombre actual alude a los constantes derrumbes y el estruendo de sus bloques de hielo en permanente movimiento. El Manso, un río de curso serpenteante:
Por el 1870, una expedición parte de Chile a explorar la costa del lago Llanquihue, y en su derrotero descubren la desembocadura del río Manso, "...al que denominamos Manso por lo poco correntoso de sus aguas".
Muy lejos estaban de imaginar que este tranquilo río era el mismo que torrentoso y veloz, fluía serpenteante a través de amplios valles, o bien encajonado por estrechos barrancos, originando a menudo abruptos rápidos y caídas de agua.
El río Manso nace de los glaciares Manso, Castaño Overo y los Alerces, situados en la ladera oriental del cerro Tronador.
A lo largo de 100 km, este caudaloso río va uniendo a los lagos Mascardi, Los Moscos, Hess, Roca, Steffen y Martin, los que junto a los ambientes por los que transita, constituyen la cuenca hidrográfica del Manso, una de las cinco que están protegidas por este Parque.
Una divisoria, dos cuencas:
Entre los lagos Mascardi y Gutiérrez una línea imaginaria (en dirección NO-SE) separa dos cuencas hidrográficas.
A partir de esta línea, las aguas de ríos y arroyos colectados por el lago Gutiérrez y Nahuel Huapi desembocan en el océano Atlántico, a través del río Limay y forman parte de la cuenca del Nahuel Huapi.
Y las aguas del lago Mascardi, siguiendo un camino más corto por el río Manso, desaguan en el Pacífico formando la cuenca del Manso.
Un delicado equilibrio entre la cantidad de agua de lluvia y nieve que cae en la región y la que es absorbida y distribuida por el bosque, es lo que regula el caudal de una cuenca.
De este proceso esencial depende, no sólo el agua potable para consumo y para riego de cultivos y forestaciones, sino también el abastecimiento de gran parte de la energía hidroeléctrica que se consume en el país.
En busca del paso perdido:
Una sucesión de hallazgos y pérdidas, así parecería ser el destino del paso Vuriloche, un antiguo camino que, abriéndose paso entre la intrincada selva valdiviana y los abruptos montes, comunica a Chile con Agentina.
Ubicada al sur del cerro Tronador, esta senda era utilizada por los pueblos indígenas que habitaban a ambos lados de la cordillera, como vía para el intercambio de productos.
Con el tiempo fue dejado en desuso y se perdió la memoria de su recorrido.
Su búsqueda apasionó a los misioneros jesuitas, que veían en este camino, una manera rápida de llegar desde Chile a la misión evangelizadora de las márgenes del lago Nahuel Huapi.
Hacia el 1700, el padre Guillelmo encuentra el histórico paso, pero no puede recorrerlo en su totalidad, ya que muere en el camino.
Nuevamente quedaría el paso en el olvido, hasta que en el siglo XIX, la posibilidad de conectar comercialmente a la región de Chiloé, en el sur de Chile, con la región del Nahuel Huapi, alentaría nuevamente a su búsqueda.
Hacia 1880, en viaje de exploración por la región, el Dr. Francisco P. Moreno encuentra el comienzo argentino del paso. La travesía de este paso es hoy uno de los puntos de interés turístico que ofrece esta zona del Parque.

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